Todos querían ver el juicio por dentro, pero no había lugar. La sala resultó tan pequeña que sólo bastaban 16 pasos para recorrer, a lo largo, ese recinto, ubicado en el segundo piso de Tribunales.
Además de los 13 imputados, los abogados defensores, los querellantes, los fiscales, y los jueces del tribunal, sólo había espacio para unas docenas de personas en el sector del público, sin contar a los seis periodistas, cinco policías de custodia, y tres camarógrafos que transmitían las imágenes por televisión.
Cada quien debió pasar un estricto registro, antes de ingresar a la sala. Ayer, a las 8.45, se abrió la sesión. La secretaria Norma Díaz Volachec comenzó a leer el acta correspondiente. De pronto surgió una interrumpción:
"Yo sabía / yo sabía / que a la trata / la bancó la policía"... era el cántico, potenciado por un megáfono, que entraba por los ventanales.
Entre el público estaba sentada en la segunda fila, Sofía Elliot, la joven actriz que personificó a "Marita" Verón en la tira de ficción "Vidas Robadas", que se emitió en 2008 en un canal porteño.
"Por Marita y por Fernanda / vamos todos a luchar"... resonaba otra vez desde la calle. El juez Alberto Piedrabuena, presidente del tribunal, interrumpió la lectura y pidió que alguien se ocupara de gestionar ante los manifestantes para evitar que se suspendiera la audiencia. De inmediato, Carlos Varela Alvarez, abogado de la querella, salió del recinto para intentar frenar los cánticos.
Nadie quería que la primera audiencia del juicio pudiera ser prorrogada. Incluso, Sofía, la actriz se ofreció para mediar ante los manifestantes que seguían cantando desde la calle Lamadrid. Sin embargo, la guardia policial le impidió a la joven que saliera de la sala.
El fiscal Manuel López Rougués advirtió que el ruido que llegaba de afuera hacía imposible escuchar la lectura de la secretaria del tribunal. Por un momento, parecía que la audiencia estaba a punto de fracasar.
Por semejante bullicio, el Ombudsman, Hugo Cabral, salió del recinto dispuesto a gestionar en la calle el silencio de los manifestantes. Logró su cometido y, tras una interrupción de 15 minutos, el tribunal decidió continuar.
Un nuevo look
Entre los imputados, María Jesús Rivero acaparaba las miradas de la mayoría. Con su cabello corto y rojizo era inconfundible en el banquillo. Imperturbable, la mujer siguió la audiencia sentada al lado de su abogado.
A dos metros de María Jesús Rivero, otro de los imputados que sorprendió al público fue Carlos Alberto Luna. El hombre acusado de regentear un local nocturno en La Rioja mostraba tres enormes cicatrices que le cruzaban el lado izquierdo del rostro. Una de las cicatrices le nace en la base de la nariz, recorre la mejilla y llega hasta el oído izquierdo.
Esta sala de Tribunales es la misma en la que condenaron a Mario "El Malevo" Ferreyra (en 1993) y Pablo Amín (en 2009), entre otros.
Tras un cuarto intermedio que duró 40 minutos, la segunda parte de la audiencia fue más dinámica. Cinco abogados defensores pidieron, cada uno por su lado, la nulidad del proceso por vicios en la etapa de instrucción.
Por los ventanales podía verse la amenaza de lluvia que, finalmente, llegó con fuerza. Tanta fuerza que entraba agua a la sala por una rendija entreabierta para los cables de la televisión. A las 13.40, mientras muchos tucumanos se resguardaban de la lluvia, el juez Piedrabuena anunció el cuarto intermedio para hoy.